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Foto del escritorJordi Luna

Aurora Boreal


El cielo está hablando, hace miles de años que nos habla...


Cuenta la leyenda que hace muchos, muchísimos años; el cielo se tornaba de colores todas las noches. Aparecían unas luces indescriptibles que anunciaban o traían noticias de la fuente de la vida. La fuente, ese algo supremo que hace que tú y yo estemos y seamos; así como la hierba, las flores, los preciados árboles. Normalmente esas luces solían ser todas las noches de un verde esmeralda, y se reflejaban en las aguas de los lagos, océanos y ríos de todo el planeta. Las gentes que ocupaban la tierra que tú y yo ahora conocemos, podían verlas en cualquier punto del mundo. Y podían pasar horas y horas en la oscuridad mirando al cielo. Pues esas luces mágicas significaban mucho para ellos y para la fuente en la que todavía ellos se sentían conectados. Incluso animales y plantas observaban tal espectáculo luminoso.


Esas luces que conocemos como aurora boreal, hoy solo pueden verse en muy pocos sitios. En los lugares más fríos. Piensa que cuanto más extremas son las condiciones climatológicas, menos personas habitan esas tierras...por lo tanto, más naturaleza viva sin el tormento del hombre moderno.





Esa luz se apaga tan rápido como nosotros con nuestra indiferencia. Esa luz, no está ahí por nada. Esa luz verde es la esperanza que antaño colmaba todo rincón del planeta. Pero no te apures, pues habrás oído que lo último que se pierde, es ella misma. En efecto así es... si está, es por que aún esa fuente alberga algo de ella en nosotros. Aún queda esperanza para los hombres... Y cuando notes que a ti te falta, entonces puedes hacer este ejercicio...


Solo por un instante, imagina que estás en un lago en perfecta calma. Sentado en un bote de madera y mirando al cielo. La aurora boreal juega con el espacio y puedes notar como desprende partículas minúsculas de agua verde que no empapa; solo refresca tu cara, tus manos, tu cabello. Y si miras hacia abajo, notarás como el agua del lago está tan tranquila que parece una alfombra de seda transparente. La aurora boreal se refleja en el agua, y la traspasa. Y ahora puedes verla dentro de ella bajando lentamente e iluminando el fondo. Puedes notar como en tu cuerpo se enciende una llama que no quema, solo te aviva los sentidos con cada segundo que pasa... y observas el agua. Que ahora brilla por dentro, como si estuviese llena de esmeraldas. Despójate de toda ropa y tírala lo más lejos posible... y nada ahora en esas aguas cálidas, sumérgete...no te hará falta el oxígeno ahí abajo, pues en tu mente puedes hacer lo que te plazca. Disfruta cada segundo en la fuente esmeralda. Cuando lo creas necesario, vuelve. La esperanza se ha grabado en tu piel, ha calado en tu corazón,...se ha instalado en tu alma. Ahora sientes como una aurora boreal juega con todas las partículas que forman tu cuerpo. Una llama verde arde en tu interior. Y no quema, solo te abraza. Y por último, conserva esa sensación...vuelve a subir a la barca.


Ahora recuerda que la barca la gobiernas tú, tú diriges tu vida. Tus ropas son tus prejuicios, tu ego. Te has desecho de ellos. El agua son tus sentimientos, y sí, la aurora es la esperanza. Acabas de llenar tu cuerpo, tus deseos, tus pensamientos, tus sentimientos de esperanza.


No necesitas ir al polo para retener esa luz. Es cierto que queda poca, pero nunca se apagará por poca que quede y menos en tu mente; ahí puedes ver tanta como tú desees ver. Solo cierra los ojos y vuela con tus sueños a donde quieras. Y justo allí enciende el cielo, tu cielo... y haz que lluevan esmeraldas sobre las aguas, tus aguas, tu barca...Tú...el todo...llenando la nada...


Si te quedaba poca, espero ahora haberla repuesto.


Por Jordi Luna

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