-El miedo es ese pequeño cuarto obscuro donde los negativos son revelados.-Michael Pritchard
La cueva estaba lo suficientemente en penumbra, para no ver a más de un metro de mi nariz. Mi corazón aún latía con fuerza y la respiración se hacía cada vez más pesada …. llevaba, no sé, días que parecían semanas, meses encerrado en la oscuridad. Pero a lo lejos, podía ver una tenue luz, al fondo en línea recta.
Bífida, pues así la llamaba, una serpiente de cascabel negra con aros blanquecinos, cabeza triangular,… lo suficientemente grande para aterrar a sus presas, en este caso a mí, me seguía en la oscuridad. De hecho me perseguía desde allí donde me alcanza la memoria. Siempre ha estado presente en mis pensamientos, pero ahora era real.
Aún recuerdo la última vez, hacía escasos minutos. Se había acercado y … notaba un ligero ruido como si algo húmedo se arrastrase hacia mi. Y como siempre, a escasos centímetros, hacía sonar su cola, lo que me helaba la sangre, y después notaba su lengua bífida en mi cara y a un palmo de mi, abría su mandíbula y me miraba apuntándome con sus colmillos y mostraba orgullosa y amenazante su lengua partida. El pánico me invadía, y se desataba en mi todo el primitivo proceso corporal de lucha-huida, desatando un chorro de adrenalina por todo mi cuerpo. Exactamente igual que en mis sueños, pero ahora era real.
No comprendía por qué,… Había tenido infinidad de ocasiones para acabar conmigo,… nunca lo había hecho. Después corría, y escapaba, aún sintiendo que mi cuerpo caería desplomado en cualquier instante, a lo lejos, notaba como ella se escondía, y tenía la extraña sensación de que se retorcía como si no estuviese conforme con su cuerpo, con su existencia. Yo me sentía mareado … ¿Qué le hacía dejarme asustado para después no inyectarme su veneno?, de todas formas, era peor esta situación, pues era una espiral de miedo interminable.
… Veía la luz, a lo lejos, cada vez más cerca y tan lejos a la vez, pues el miedo doblaba las distancias a mis pobres ojos bañados en una profunda neblina.
No se cómo, conseguía tranquilizarme y mantenerme frío para pensar con algo de claridad. Todo se desmoronaba unos minutos después. No recordaba como había llegado hasta ese sitio, recordaba todo el pasado, pero no cuando , ni cómo había caído, ni donde empezó todo, ni el porqué, aunque a menudo me lo preguntaba. Y después de toda la tormenta de obsesiones y pensamientos catastróficos, bífida recobraba sus fuerzas. Como si también perdiese fuelle en cada uno de sus ataques y mis pensamientos la alimentasen …
… Después de dejar piel sangre y uñas por las rocas puntiagudas y húmedas de la estrecha caverna, llegué a una zona un poco más ancha. Me senté y saqué fuerzas de no sé donde para pensar, aún sabiendo que ella se acercaba, veía la luz más cerca, y ahora sí, estaba dispuesto a dar mi último suspiro, como tantas veces, por salir de este antro.
Ella estaba allí a escasos metros, no me tocaba pero notaba un escalofrío que me recorría la médula, como si de ella se tratase y estuviese recorriendo mi espalda.
Me levanté y corrí, a ciegas, casi sin rumbo de no ser por la luz, que a cada paso se acrecentaba, a cada paso se hacía mas evidente,…. pero cuanto más corría mas notaba su presencia. Ella no podía volar ni correr, se que lo ansiaba, pero no podía. Y no sé aún cómo, me ganaba terreno a cada zancada de mis piernas y mi desesperación.
Al fin llegué a lo que sería el umbral de la dichosa caverna, veía el exterior y salí disparado de allí, pues había un desnivel de un metro a la salida, caí dando vueltas sobre un montón de hierba fresca y flores, en medio de lo que entre vuelta y vuelta parecía el claro de un bosque.
Cuando al fin paré de rodar, por un segundo note un alivio en mi ser que casi me hace olvidar todo lo ocurrido, y a ella…
Duró unos instantes… Bífida estaba allí, ahora a la luz del sol aún parecía más terrorífica. Una serpiente negro azabache se abalanzó sobre mi. Esta vez creí que acabaría conmigo. Pero una fuerza divina entró en mí como un soplo de aire puro y fresco y el instinto me hizo reaccionar.
A la vez que ella lanzaba una dentellada con su mandíbula dislocada, yo la cogí por debajo de la boca, apretando con todas mis fuerzas su tráquea, y nos miramos cara a cara…pero cuanto más apretaba, más me faltaba a mi el oxígeno, y perdía fuerzas a la vez que ella también se desvanecía.
Entonces, zas!…¿eran alucinaciones?, sus ojos eran los mios, su cara era mi cara en forma de reptil, incluso por un momento vi su miedo reflejado en el mío y lágrimas de desesperación…¡no! ¡No puede ser!….Solté a mi presa, y empecé a respirar mejor…entonces me di cuenta…¡bífida era yo!…yo era ella, ahora no me parecía un ser detestable…me daba pena y ella sentía la misma pena que yo. Su miedo era mi miedo, su sorpresa la mía…ahora veía a un ser apagado pero hermoso. Me acerqué a ella y ella a mí. La acepté, ella también, y sentí su calor esta vez…no dije nada, con un gesto de aprobación me miró y de sus escamas nacieron unas extremidades en forma de grandes alas; como la serpiente emplumada de los antiguos mayas, creí ver un dios y no una amenaza. Era libre, pues yo lo era…..era feliz pues yo lo era, la aceptaba pues ella a mi también…
Hasta ese momento no me había dado cuenta de donde estaba, ni siquiera que tiempo hacía. Estaba en el lugar más hermoso que podía imaginar, y con un sol radiante que proyectaba sus rayos sobre el cuerpo de bífida, que ahora parecía tallada en piedras preciosas. Extendió sus grandes alas y ascendió sobre mi cabeza, me miró fijamente pero esta vez no había rabia en sus ojos, había ternura, y me habló:-Nunca más seré una tortura para ti…Tú también debes prometer lo mismo, pues también lo eras para mí, me has liberado y con mi libertad llegó la tuya. Yo te seguiré allá donde vayas, en lo alto del cielo, aún en la más oscura tormenta, y me verás descender si me necesitas…pues solo mi visión te llenará de una energía extrema. Mi fuerza será tu fuerza, mi valor tu valor pues siempre lo has tenido, hasta ahora olvidado en algún escondite de tu mente…nunca me olvides tal y como me ves ahora…el pasado es un retrato reflejado en el agua, en cuanto lo toques se desvanecerá, y el futuro es la siguiente página del libro de tu vida. Una vez la hayas leído, volverá a ser la siguiente. Vive ahora, y yo viviré también, por ti y para ti como tú lo harás por mi.
Una ligera brisa la elevó hasta lo alto del cielo, y allí desapareció de mi vista, aunque aún era capaz de sentirla. Esta vez sin temor, sin dolor, sin desesperación….
…El amanecer apagó mi sueño, y encendió mi alma, y mis ojos…desperté en mi habitación, corrí hasta la ventana y al abrirla una ráfaga de oxígeno llenó mis pulmones. Miré al cielo escudriñando todos sus rincones, y sí…allí estaba a lo lejos…una minúscula mancha brillante..noté que era ella…creí que era, para mi és…la felicidad en mi ser rebosaba…por fin descansaba…volvía a empezar…por fin vivía."
Jordi Luna
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